Un video de la promotora Fbex presentaba el complejo situado en el barrio de Campanar de València como «dos edificios vanguardistas y singulares» con «fachadas revestidas con un innovador material aluminio tipo alucobond» y la «máxima calidad en materiales de construcción con unas modernas instalaciones, acabados y equipamientos». La empresa aseguraba que se habían aplicado «rigurosos controles de calidad durante todo el proceso de edificación» de la promoción de 138 «privilegiadas viviendas».
El edificio, situado entre las avenidas del General Avilés y del Maestro Rodrigo y financiada por Banesto, ha ardido este jueves por completo en pocos minutos dejando, al cierre de esta edición, 14 personas heridas. Con fuertes rachas de viento y temperaturas inusualmente altas, el edificio se ha convertido en una suerte de gigantesca cerilla que ha emanado humo durante horas. Se trata del peor incendios registrados en la ciudad.
Fbex vendía sus fachadas revestidas con un «aluminio tipo alucobond», que se presenta como «difícilmente inflamable o no inflamable». Sin embargo, mientras el incendio devoraba el edificio, la vicepresidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de València (Cogitival), Esther Puchades, ha asegurado en la televisión autonómica À Punt que el edificio estaba revestido con poliuretano. “Eso es lo que ha ocasionado”, ha asegurado Puchades, la “rapidísima propagación del fuego”. Se trata de la ingeniera que se encargó del peritaje de las inspecciones rutinarias del edificio.
Antonio Hospitaler, catedrático del departamento de Ingeniería Civil de la Construcción de la Universitat Politècnica de València, ha coincidido en la misma hipótesis. La combinación del poliuretano, del fuerte viento y de las altas temperaturas ha propiciado la rapidísima expansión de las llamas.
En 2017, cambió la normativa europea que permitía el uso del poliuretano tras el incendio en la torre Grenfell en el distrito de North Kensington en Londres el 14 de junio de ese año. Un incendio calcado al de Campanar, según Hospitaler.
La promotora Fbex empezó a levantar el edificio en 2005, en plena burbuja. Un lustro después, la empresa entró en concurso de acreedores. Y casi dos décadas después el edificio de la zona de Nou Campanar de València ha quedado completamente calcinado.
La empresa promotora vendía los apartamentos desde su oficina comercial en calle del Marqués de Sotelo de València. Fbex creció a lo bestia durante la burbuja inmobiliaria y cayó igualmente rápido con la crisis del ladrillo. Dejó una deuda de unos 500 millones de euros —fundamentalmente con entidades de crédito, que la refinanciaron posteriormente— y de 27,7 millones con administraciones públicas.
La promotora, fundada originalmente en Barcelona en 1918, inició durante la burbuja inmobiliaria un plan estratégico de expansión y desarrollo, disparando su plantilla hasta los 229 empleados en 2007. La empresa operaba principalmente en Catalunya, Baleares, Murcia y la Comunitat Valenciana.
En 2010, su último ejercicio declarado, que cerró con unos resultados negativos de 156.944 euros (unas pérdidas diez veces superior al ejercicio anterior), Fbex mantenía existencias de propiedad entregadas en garantía para hacer frente a sus deudas de 671 millones de euros.
Sin embargo, en 2008 (el año en que acabó la promoción de Campanar), la deuda estaba disparada hasta los 1.500 millones de apalancamiento consolidado. Como tantas otras empresas del ramo, en plena burbuja el sector del ladrillo contó con generosas facilidades crediticias. Cuando se cerró el grifo de la liquidez, Fbex sufrió un «colapso financiero» que paralizó su actividad inmobiliaria, según indica la memoria de las últimas cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil. Irremediablemente, en 2010, entró en concurso de acreedores.
El accionariado de la sociedad estaba controlado mayoritariamente por el administrador único, Juan Parada Henares, que poseía directamente el 49,07% además de un 23,28% a través de Gestión y Tramitación de Viviendas SL y de un 9,69% con la firma JP Sica SL. El resto, con el el 17,96% de las participaciones, eran otros socios que no detalla el balance.
El empresario declaró como testigo ante el juez Pablo Ruz en la causa que investigó presunto blanqueo de capitales a Jordi Pujol Ferrusola, primogénito del expresidente de la Generalitat de Catalunya. El promotor, oriundo de Sant Cugat, negó conocer a los Pujol.
Juan Parada Henares figura actualmente como consejero delegado de Catalana Internacional de Valoraciones SA, administrador único de Nunda Project SL y de Juanpar II SL.
La deuda total de la promotora en su último ejercicio cerrado ascendió a 500 millones de euros, mayoritariamente con entidades de crédito ante las que acordó una refinanciación. De ese monto, 348,8 millones eran préstamos hipotecarios para la promoción inmobiliaria y 227,7 millones eran por la compra de suelo.
La firma obtuvo préstamos sindicados de casi 140 millones de euros para la cancelación de todas las pólizas de crédito, préstamos y avales, además de para el pago de intereses. Entre los pasivos financieros, la promotora mantenía deudas de 27,7 millones de euros con administraciones públicas.
En los dos últimos ejercicios, vendió inmuebles por 225,8 millones a las entidades financieras para obtener liquidez. El último administrador único de la sociedad, Juan Parada Henares, percibió 573.000 euros por el ejercicio de su cargo en 2009 y 130.000 al año siguiente.
El negocio de la venta de promociones de la promotora se disparó en 2010 en la Comunitat Valenciana, con una cifra de negocio de 76 millones de euros (sólo superada por la de Catalunya, de 81 millones).
Uno de los proyectos fue el de Campanar. La zona en la que se ha producido el incendio, conocida popularmente como Nou Campanar (Nuevo Campanar) por ser una extensión del histórico barrio, se urbanizó al calor del momento previo al boom inmobiliario, durante el mandato de la fallecida alcaldesa Rita Barberá.
La tipología de todas las urbanizaciones es de tipo residencial con zonas comunes normalmente equipadas con piscina comunitaria y otros equipamientos, informa Carlos Navarro Castelló.
Varias promociones como la de Fbex quedaron paralizadas y a medio construir durante años al irrumpir la crisis del ladrillo o, una vez construidas, se las quedaron las entidades bancarias que concedieron los créditos por la quiebra de un gran número de empresas inmobiliarias.
La mayoría de viviendas se quedaron sin vender hasta que las entidades financieras volvieron a sacarlas al mercado con precios actualizados a la realidad posterior a la crisis, en algunos casos un 50% por debajo del precio inicial de venta.
Fbez entró en 2010 en concurso de acreedores. La firma acabó haciendo un Expediente de Regulación de Empleo que afectó a 82 trabajadores (sólo quedaron ocho en plantilla). El concurso acabó en 2017 por inexistencia de bienes.
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