A uno de cada cuatro españoles le gustaría cambiar de empleo y, además, tiene intención de hacerlo en el próximo año. Es el resultado de la encuesta de Simple Lógica para elDiario.es, que muestra que un 8,2% de los trabajadores han cambiado de profesión en los últimos 12 meses y que un 14% lo ha hecho de empresa. Unos datos que se producen en un contexto del fenómeno conocido como ‘Gran Renuncia’ o ‘Gran Dimisión’ que se ha dado en Estados Unidos, que se ha expandido por otros países, pero que, por el momento, no parece tener el mismo eco en España, con un mercado laboral con unas características muy diferentes.
El 25% de la población quiere o tiene pensado cambiar de empleo. Es uno de cada cuatro y el porcentaje varía en función de su categoría profesional. Quienes más interés tienen en cambiar sus condiciones laborales son los empleados administrativos y trabajadores cualificados. Al 31%, más de tres de cada siete, le gustaría cambiar de empresa. Una tasa que se reduce al 22% en el caso de los trabajadores y autónomos no cualificados y el 20% en el de puestos altos y profesionales liberales cualificados, los más conformes con su situación laboral.
Si se analizan las respuestas por edad, el grupo de 18 a 34 años es el que más quiere, con diferencia, un cambio profesional. El 38% ha respondido que quiere o tiene pensado cambiar de trabajo. En una pregunta relativa a su intención de hacerlo en el próximo año, el dato se eleva al 41,9%. En el caso de la población de entre 35 y 44 años, el 26% quiere cambiar de empresa y el 30,5% tiene intención de hacerlo. Y de los mayores de 45 años, quiere cambiar el 15%, mientras el 18,3% tiene intención de hacerlo.
«Los jóvenes son quienes más quieren cambiar de trabajo porque son lo que más contratos temporales tienen», razona el catedrático de Economía de la Universidad Complutense y subdirector de Fedea, José Ignacio Conde-Ruiz. Pero confluyen en el deseo de un cambio laboral dos factores. Por un lado, tener un contrato precario. Por otro, la sobrecualificación. «Hay trabajadores que están trabajando en algo para lo que están sobreformados», indica el experto, que compara ese 26% que quiere cambiar de trabajo con el 22% de contratos temporales. «Casi clava la tasa de temporalidad», señala, apuntando así a un factor claro de precariedad.
Para el secretario de estudios y formación sindical de CCOO, Carlos Gutiérrez, «es, hasta cierto punto, lógico que una persona joven que está dando sus primeros pasos en el mercado de trabajo no se cierre la puerta a cambiar de empleo». Él lo relaciona con un cambio en la forma de entender las carreras laborales. «Hace 40 años, un trabajador entraba en una empresa y tenía un desarrollo profesional y salarial en esa misma empresa, por lo que se quedaba ahí durante toda su trayectoria. Esos modelos han cambiado y vemos trayectorias laborales muy diferentes», explica.
Según el resultado de Simple Lógica, en el último año han cambiado de profesión un 8,1% de los encuestados y un 14% lo han hecho de empresa. Los porcentajes cambian en función del rango. En el primer caso, han comenzado a dedicarse a otra cosa el 13,4% de los trabajadores y autónomos no cualificados; el 9,4% de empleados administrativos y trabajadores cualificados; y tan solo el 5,1% de puestos altos. En el segundo, han cambiado de compañía el 15,2%, el 17,5% y el 10,2%, respectivamente.
En mayo de 2021, el profesor de la Universidad de Texas A&M, Anthony Klotz, mencionó por primera vez el término ‘Gran Renuncia’ o ‘Gran Dimisión’. Klotz, que había estudiado el abandono de millones de trabajadores en Estados Unidos de sus puestos de trabajo desde 2020, impulsados por las consecuencias y los aprendizajes de la pandemia, analizó en una entrevista en Bloomberg este fenómeno. Según los datos de Pew Research Center, durante la segunda mitad de 2021, cuatro millones de trabajadores abandonaron sus puestos cada mes. Los motivos iban desde la falta de flexibilidad o problemas de conciliación familiar hasta sentirse poco respetado o con pocas oportunidades de mejora. Pero, sobre todo, bajos salarios.
En un mercado como el estadounidense, cercano al pleno empleo, esas grandes renuncias pueden alterar los equilibrios. Mientras empresarios protestaban porque no encontraban mano de obra, en junio de aquel año, el presidente Joe Biden pronunció el ya célebre “pay them more”. Unas palabras que en España ha hecho suyas la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. “Si algunos empresarios tienen dificultades para encontrar trabajadores les doy una pista: páguenles más, ofrézcanles mejores condiciones de trabajo y denles motivos para que trabajen en las empresas”, señaló en octubre la también ministra de trabajo.
La vicepresidenta convocó en mayo de este año una reunión con los agentes sociales para abordar «el tema de la gran dimisión en nuestro país». Díaz ya advirtió que este fenómeno «no tiene el impacto que se está diciendo en redes sociales», pero se reunió con sindicatos y patronal para obtener una radiografía de la situación en España. Tras el encuentro, las partes coincidían en descartar del análisis paralelismos con EEUU.
Según los datos del INE, hay unos 110.000 puestos sin ocupar, la mayoría en el sector servicios, uno de los más precarizados, y en el público, por la lentitud de los procesos para cubrirlos. En 2014, este dato se situaba en 56.033 vacantes. Pese al aumento en los últimos año, esta tasa es la más baja de toda Europa (un 0,7%), según un informe de UGT.
En ese análisis, titulado ‘¿Gran dimisión? No, precariedad excluyente’, el servicio de estudios señala que en España “se constata un aumento progresivo del número de bajas voluntarias durante el primer cuatrimestre del año, registrándose un total acumulado de 10.800, un 77% más que en el mismo periodo de 2021 y un 31% más que en la etapa prepandémica (2019)”. “Estos resultados”, explican, “no significan per se algo negativo, ya que, en un contexto de alto ritmo de creación de empleo, los trabajadores y trabajadoras pueden estar más tentados a renunciar a su puesto de trabajo habitual a la espera de encontrar un empleo con mejores condiciones laborales”. Desde UGT apuntan también que “el repunte del número de bajas voluntarias no está teniendo un impacto negativo sobre el volumen de empleo”.
«En España, el tema de las vacantes no supone un problema estructural. No es una gran dimisión, como dicen que sucede en EEUU y evidencian los datos», coincide Gutiérrez, que apunta más a problemas puntuales vinculados a sectores y territorios concretos. «¿Quién se va a ir en verano a trabajar a Mallorca cuando tienes que pagar un alquiler altísimo por la vivienda?», pone como ejemplo. Además, señala que los datos de paro, de entorno al 12%, restan importancia al problema de las vacantes: «Hay una correlación. Donde los datos del paro son más bajos, los problemas por los puestos sin cubrir son más acuciantes y viceversa».
Conde-Ruiz establece también una diferencia fundamental entre el deseo de cambiar de trabajo que muestra la encuesta y lo ocurrido en EEUU. «Allí no hay coste de despido. Tú te vas del trabajo y te da igual, porque sabes que el año que viene tienes el mismo trabajo esperándote», explica sobre un país en el que tasa de paro se acerca a cero y en el que a las empresas les sale gratis despedir a trabajadores. «Un mercado laboral con costes de despido no funciona igual que un mercado laboral como EEUU», contrapone. Por eso, «como no te van a pagar nada si te despiden, pierdes menos por abandonar el empleo», señala. En España, además de los derechos adquiridos durante el tiempo que un empleado permanece en la empresa, como la antigüedad, la tasa de paro es más alta y no es tan fácil encontrar trabajo cuando se decide buscar un empleo de nuevo.
Las expectativas o los deseos de un cambio en el ámbito profesional no se corresponden con el mismo grado de percepción de que sea posible llevarlas a cabo. De hecho, preguntados por la probabilidad de cambio en los próximos meses, la tasa de encuestados que responden que es bastante (3,2%) o muy probable (5,5%) que se produzca queda muy alejada de ese 24,7% que quiere quiere hacerlo. En total, el 91,3% cree que es poco probable o nada probable que se produzca. Destaca en este punto el 80,9% que lo ve “nada probable”.
Estos datos, explica Gutiérrez, responden a que los trabajadores «conocen la realidad y la dificultad del mercado laboral». «Seguramente mucha gente quiere mejorar, sobre todo ante la escalada de precios y porque ve que su salario no avanza en la misma medida o que tiene problemas en el desarrollo en su empresa, pero otra cosa son las probabilidades y que, viendo las incertidumbres y la situación económica, considere que esto no sea posible», desarrolla.
Sé el primero en comentar en «Uno de cada cuatro trabajadores quiere cambiar de empleo en el próximo añoDavid Noriega, Raúl Sánchezel agosto 8, 2022 a las 8:32 pm»