“Por lo menos está peleando hasta el final”. La frase es de un dirigente territorial del PSOE a propósito de los cambios que Pedro Sánchez ha hecho en el partido asumiendo que la remodelación aprobada en el 40º Congreso hace apenas nueve meses no ha funcionado. La intención del líder socialista es combatir el desánimo en el electorado progresista y la desmovilización de sus propios cuadros ante un escenario adverso y es el mensaje que transmitió a los miembros del Comité Federal en el que se ratificó la nueva composición de la dirección: que el partido no caiga en la resignación ante el ciclo electoral de 2023.
El objetivo de Sánchez es que su partido y el electorado progresista no den la batalla por perdida. “En el PSOE somos ciclotímicos, pero hay partido”, señala un dirigente socialista, que coincide con los demás en que el presidente se conjuró contra los “brazos caídos” ante el negro horizonte electoral que pronostican las encuestas. De hecho, se mostró convencido de que los socialistas ganarán las municipales y autonómicas de mayo y, posteriormente, las generales.
“Vamos a por todas”, les dijo hasta en cuatro ocasiones. “Seguro que no siempre hemos acertado, pero os propongo que expliquemos cómo serían las cosas si la derecha estuviera en el Gobierno”, agregó dando pistas sobre la que será la estrategia del PSOE de cara a las próximas contiendas electorales. “Toca meter una marcha más”, reconoció Sánchez en la única frase del discurso que se puede interpretar en clave interna.
«Gobernar significa remangarse y afrontar los problemas. Gobernar no es cruzarse de brazos y esperar a que los problemas desaparezcan», expresó como declaración de intenciones ante lo que viene por delante: “Siempre me veréis dando la cara y esforzándonos por aportar una solución a cada uno de los problemas que surjan en el camino”. “Tenemos ganas de ganar, sabemos hacerlo, somos el partido que lo ha hecho muchas veces, el que más lo ha hecho en la historia, lo hicimos en 2019 y lo volveremos a hacer en 2023. Lo vamos a hacer trabajando juntos como un equipo”, zanjó.
Sánchez trató de insuflar así ánimos al PSOE tras solventar la crisis interna desatada por la abrupta salida de Lastra en un Comité Federal que de nuevo fue descafeinado y en el que los problemas internos que han tenido en vilo al partido se resolvieron con un agradecimiento a los que salen y el deseo de suerte a los que asumen nuevas responsabilidades. Faltaron varios barones, entre ellos el valenciano Ximo Puig y el aragonés Javier Lambán, que se ausentó, esgrimiendo razones de “agenda familiar”, de la entronización de su paisana Pilar Alegría. No intervinieron ni Emiliano García-Page ni Guillermo Fernández Vara.
Más allá del reconocimiento genérico de haber cometido errores que hizo Sánchez, la autocrítica brilló por su ausencia en la primera cita que celebran los socialistas tras varios varapalos electorales, especialmente en Andalucía, el tradicional bastión socialista en el que el PP ha cosechado una holgada mayoría absoluta. “Aquí no nos lamemos las heridas de los resultados electorales eternamente, ni nos resignamos. Respondemos”, explicitó el secretario general del PSOE-M, Juan Lobato.
Se da la paradoja de que este mismo sábado se celebraba en San Telmo la toma de posesión del todopoderoso Juanma Moreno Bonilla. Aunque no se ha citado expresamente, la estrategia de Sánchez de girar a la izquierda y los cambios en el partido responden precisamente a ese batacazo. No obstante, la única que hizo una referencia expresa fue la vicesecretaria general del PSOE-A, Ángeles Férriz, dada la ausencia en Madrid del líder de la federación, Juan Espadas, que estaba en la investidura del presidente andaluz. La dirigente jienense reconoció “la derrota sin paliativos” que supone un mensaje de los ciudadanos y que “hay que hacer una reflexión profunda porque las elecciones no se ganan ni se pierden en siete meses” en referencia al corto mandato de Espadas. Ahora en lo que se centran las federaciones es en pelear las municipales.
Pero lo que reconocen, en privado, destacados dirigentes es que la renovación en las caras del partido, aunque es aplaudida, no es suficiente. El recado lo verbalizó el asturiano Adrián Barbón, uno de los presidentes a los que se escucha con mayor atención en el Comité Federal. Defendió que hay que pisar más la calle, ser más cercanos y empáticos con los ciudadanos. Eso se le resiste a Sánchez, como han reconocido sus sucesivos equipos.
La sensación en las federaciones, además, es de que una vez más Sánchez ha tomado las decisiones solo, sin contar con nadie, por lo que son su responsabilidad en exclusiva. A los líderes territoriales afectados por los cambios les llamó por teléfono una vez que se habían publicado. Pero en el PSOE apenas hay ya reproches. Cada uno centrará los esfuerzos en sus respectivos territorios, que es donde se juega la primera batalla, y son conscientes de que ahora no solo no tienen el viento de cola de 2019 sino que todo está en contra: desde los sondeos que dibujan un PP disparado porque consigue aglutinar al centro-derecha hasta una inflación histórica que está haciendo al Gobierno prepararse para un invierno duro.
Sé el primero en comentar en «Sánchez trata de que el PSOE no caiga en la resignación ante el nuevo ciclo electoralIrene Castroel julio 23, 2022 a las 8:44 pm»