Una sequía agravada por el cambio climático extiende las restricciones de agua por EspañaRaúl Rejónel agosto 3, 2022 a las 8:14 pm

España pasa sed. Resecada por las temperaturas fuera de lo normal y meses de precipitaciones escasas, las restricciones de agua de diferente índole llegan a la población. La sequía, agudizada por el calor extremo causado por el cambio climático, martillea sobre unos recursos hídricos ya menguados por el consumo intensivo.

En los últimos tres meses ha llovido un 46% menos que la media (en julio la caída ronda el 70%), según el Boletín Hidrológico Nacional. La falta de lluvia ha pillado a los embalses agotados: las reservas de agua ahora están al 40%. Desde que marcaron su pico del curso el 10 de mayo (al 50% y muy lejos de la media del decenio y el lustro) no han parado de caer en picado.

En Andalucía, Extremadura, Catalunya, Baleares, Navarra, Euskadi, Galicia o Castilla y León han debido establecerse prohibiciones. “España presenta una elevada variabilidad interanual de la precipitación, lo que hace que se produzcan numerosos episodios de sequía meteorológica”, explica la Aemet. Lo que ocurre es que la variabilidad natural de estos fenómenos «está siendo modificada por el cambio climático”.

Cortes en el grifo (por las noches) ya se han establecido en la sierra del Segura de Jaén (Arroyo del Ojanco) y en 14 municipios de la sierra de Huelva mientras en la Axarquía malagueña han pedido recortar el consumo un 20%.

En el norte de Córdoba, los 80.000 vecinos de las comarcas del Guadiato y Los Pedroches miran cómo el embalse de sierra Boyera se evapora a pasos agigantados a pesar de reducirse el volumen que reciben los municipios. El Ayuntamiento de Sevilla ha apalabrado la compra de agua a una comunidad de regantes en previsión de que no lleguen lluvias para poder mantener el abastecimiento de la ciudad.

Las restricciones de agua no llegan de golpe. Se van escalando según un orden de prioridades que marca la Ley de Aguas. El abastecimiento a las poblaciones es la última frontera y cuando llegan a ese nivel es que se han atravesado el uso recreativo, el industrial y los regadíos

En Extremadura llevan semanas con restricciones. En el norte de Cáceres, la Diputación Provincial ha debido enviar camiones cisterna para abastecer a algunas poblaciones. En el sur de Badajoz, en la comarca de Tentudía, los municipios aprobaron limitar el consumo agrario y de segundas residencias, pero temen que los cortes lleguen antes acabar el verano a pesar de haber recurrido al agua subterránea.

La semana pasada el alcalde de Maó (Menorca), Héctor Pons, admitió que atraviesan una situación “crítica” y que no va poder asegurarse el suministro de agua ahora que la población crece por la temporada de turismo.

Enfrente, en Catalunya, 350.000 personas han visto limitado su consumo a 250 litros al día aunque la Generalitat afirma que el uso medio per capita es de 134 litros. 150 municipios están en alerta hidrológica (nivel 3 de 5) sobre todo los que dependen del agua de lluvia. 30 de ellos sobrellevan restricciones. Este miércoles, la Generalitat ha anunciado que prevé recortes de agua incluso en Barcelona para septiembre.

¿Cómo influye la crisis climática en las sequías españolas? En global, llueve algo menos. Y, además, hace mucho más calor lo que provoca que más agua se vaya a la atmósfera por evapotranspiración: casi tres cuartas partes de lo que llueve se va a la atmósfera ya sea evaporada o transpirada por las plantas tras usar una porción de lo que absorben para su funcionamiento.

“Las precipitaciones anuales en España muestran una tendencia descendente en el periodo analizado: 1961-2018, informa la Aemet. Otros estudios han detectado “un declive de las precipitaciones del 15% desde 1961”.

Añadido, esa evapotranspiración ha crecido a razón de 24,4 mm por decenio en ese mismo periodo “principalmente en los meses de verano”. Y eso ha hecho que la severidad de las sequías haya crecido desde 1961 por la subida de temperaturas. La combinación dibuja una realidad en la que España soporta un escenario “claramente más cálido y seco”, resumen en la Agencia.

Así que la OCDE (ya en 2013) contaba que, en España, el “impacto del cambio climático en los sistemas hidrológicos” ha hecho que “la frecuencia de sequías prolongadas se haya incrementado en las últimas décadas del siglo XXI”.

Por un lado el cambio climático convierte las sequías en más recurrentes y severas. Y por otro, el gran consumo ya establecido hace que “a medida que la escasez se intensifica en casi todas las cuencas, las sequías generan costes económicos y ambientales mayores”, concluía esta investigación de la Universidad de Zaragoza. Hacen más daño porque se ha llevado a los recursos de las cuencas muy al límite.

Además, el consumo humano cuando aprieta el calor, sube. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, la empresa pública gestora de abastecimiento, el Canal de Isabel II, ha registrado un aumento del 11% en junio y del 9% en julio de 2022.

Las escasez de lluvias en un periodo de tiempo determinado es consustancial al clima mediterráneo que domina la mayoría de la España peninsular y Baleares. Sin embargo la España asociada a la humedad y el verde no se están librando este año.

En Galicia, el río Lérez baja casi seco –su caudal cayó un 73% en 20 días– lo que ha provocado restricciones en Pontevedra, Marín, Sanxenxo, Bueu, Poio y Ponte Caldelas, en plena temporada alta de afluencia turística. Para evitar cortes nocturnos de agua se ha prohibido una gama de usos, pero el embalse de Pontillón de Castro tiene agua para dos semanas.

Algo más al este, en Navarra y Euskadi –sobre todo, en Bizkaia– los gestores del agua han pedido a los ciudadanos que haga un consumo “racional” además de prohibir muchos usos lúdicos y de lavado. El Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia va a trasladar en barco 2.000 m3 de agua al día a Bermeo para garantizar el abastecimiento en el área de Busturialdea.

“El desafío no es la sequía, sino la escasez. Y el momento de afrontarla es cuando llueve”, contaba a elDiario.es el coordinador de Economía del Agua en el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados, Gonzalo de la Cámara, cuando las precipitaciones súper copiosas de marzo y abril camuflaron la falta de reservas.

Mientras, en las Islas Canarias se preparan para el impacto: Fuerteventura, El Hierro y La Gomera han decretado en las últimas semanas la emergencia hídrica.

Al fondo de toda de esta tendencia, los análisis científicos atisban “un riesgo significativo de megasequías que durarían 15 años al final del siglo XXI”. Es cierto que se trata de una previsión a largo plazo, pero también lo fueron las que alertaron del incremento del calor en el planeta hace más de cuatro décadas. 

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Reportaje elaborado con información de: Sandra Vicente, Angy Galvín, Alfonso Alba Santiago Manchado, Iker Rioja, Dácil Jiménez, Javier Ayuso y Daniel Salgado

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