Ayuso escenifica la cercanía del partido con el Gobierno de Netanyahu y Génova 13 se resiste a calificar la masacre como genocidio mientras dos de los barones más relevantes, Moreno Bonilla y Alfonso Rueda, asumen el término utilizado por la comisión de la ONU y por la izquierda
Moreno y Rueda hablan de “genocidio” en Gaza mientras Feijóo y Ayuso lo niegan
La masacre que perpetra el Gobierno de Israel en la franja de Gaza desde octubre de 2023 es un genocidio también para dos de los dirigentes con más peso institucional en el Partido Popular. El presidente de la comunidad autónoma más grande y poblada de España, el andaluz Juanma Moreno, y el que gobierna con una mayoría absoluta más holgada, el gallego Alfonso Rueda, han sido los primeros cargos populares en asumir el término que ha dado por bueno una comisión de la ONU y que han empleado durante los últimos meses el Gobierno y otras fuerzas de la izquierda, nacionalistas o independentistas. Los dos barones abren así las primeras grietas internas en la posición oficial del partido y de su líder Alberto Núñez Feijóo, quien se sigue resistiendo a calificar de genocidio el asesinato sistemático de hasta ahora más de 65.000 gazatíes, más de 19.000 de ellos menores de edad. Génova 13 está fuertemente condicionada por la posición de FAES, de José María Aznar y de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que es una de las principales defensoras del régimen de Benjamin Netanyahu en España y que este miércoles volvió a escenificar su acercamiento al Gobierno israelí.
Un día después de que el rey Felipe VI pidiera expresamente al régimen de Netanyahu “detener ya la masacre” en Gaza durante la Asamblea Nacional de la ONU y hablara de “actos aberrantes” que “repugnan a la conciencia humana y avergüenzan al conjunto de la comunidad internacional”, Ayuso evitó entrar en contradicción con el monarca pero se limitó a pedir a Hamás la liberación de los rehenes sin lanzar una mínima crítica al Gobierno de Netanyahu.
Poco después, y sin permitir la asistencia de la prensa, Ayuso recibió en la sede de la Presidencia madrileña de la Puerta del Sol a la encargada de negocios de la Embajada de Israel en España, Dana Erlich. La información sobre el encuentro remitida por el Ejecutivo autonómico no mencionó ningún tipo de reproche por parte de Ayuso a la máxima representante israelí por el genocidio en Gaza que la presidenta madrileña se ha negado a reconocer por el momento. Es más, siempre según la Comunidad de Madrid Ayuso se limitó hablar de su “trabajo por la convivencia en Madrid, rechazando señalamiento o persecución de judíos e israelíes en una región a la que también pertenecen”. También lamentó “hechos como los protagonizados por el Gobierno central en la Vuelta Ciclista”, en alusión a las masivas protestas ciudadanas contra la masacre que provocaron la suspensión de la última etapa de la competición en la capital el pasado día 14. En su momento, Ayuso comparó el boicot a La Vuelta con los atentados de Múnich 72 y acusó a los manifestantes pacifistas de “blanquear” a Hamás.
Cuando Ayuso recibió a Erlich en Sol tanto Rueda como Moreno ya habían utilizado la palabra genocidio para referirse a lo que está haciendo en Gaza el Gobierno israelí al que representa la encargada de negocios que se reunió con la presidenta madrileña. El primero fue el presidente de la Xunta de Galicia que este miércoles, durante la sesión de control a su gobierno en el parlamento gallego, se convirtió en el primer dirigente relevante del PP en utilizar ese término. La sesión comenzó con un minuto de silencio a petición del PSdG por el “genocidio en Gaza”, aunque el presidente de la cámara, el también popular Miguel Santalices, ocultó deliberadamente el motivo del homenaje.
Justo después, en el turno de preguntas, la portavoz del BNG, Ana Pontón, reprochó a Rueda esa omisión de Santalices. Pero Rueda respondió que tanto en la Xunta como en la bancada del PP gallego habían sido “perfectamente conscientes” de que el minuto de silencio era “por el genocidio en Gaza”. “Acabamos de guardar un minuto en una declaración que condenaba el genocidio en Gaza perfectamente conscientes. Y también perfectamente conscientes, como todo el pueblo gallego, que serán incapaces de condenar los asesinatos de Hamás. Esa es la diferencia entre la Galicia mayoritaria y su Galicia”, reprochó el máximo mandatario gallego a la oposición de izquierdas que, en realidad, siempre ha condenado también los ataques de Hamás.
Este jueves fue el andaluz Moreno el que se sometió al control parlamentario y ante una pregunta de la portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, sobre el reconocimiento del genocidio, el presidente de la Junta de Andalucía reaccionó primero acusándola de “dividir y polarizar para arañar un puñado de votos”. A renglón seguido, sin embargo, Moreno Bonilla añadió: “Si lo que quiere es una discusión semántica para poner un límite y un muro entre los españoles, conmigo no la va a encontrar. Usted quiere que reconozca el genocidio, yo se lo reconozco, pero deje de utilizar y manosear a esa pobre población que no está para politiqueos o barbaridades”.
Rueda y Moreno se han situado así como los pioneros en el reconocimiento del genocidio dentro de su partido, mientras desde la dirección de Feijóo continúan haciendo contorsiones dialécticas para dar a entender que no ven bien lo que está haciendo Israel en Gaza aunque rechazan utilizar la calificación que ya ha sido mencionada incluso por una comisión independiente de las Naciones Unidas (ONU). A primera hora del jueves, la portavoz parlamentaria del PP, Ester Muñoz se negó literalmente a llamar genocidio a la masacre en una entrevista en RNE. “No estamos de acuerdo con hablar de genocidio”, dijo, aunque sí aseguró respaldar las palabras del rey ante la Asamblea General de la ONU –donde el miércoles Felipe VI habló de la “masacre” en la franja– precisamente “porque no utilizó el término genocidio”.
Unas horas más tarde, el secretario general del PP, Miguel Tellado, trataba de salir al paso del viraje de sus barones en Andalucía y Galicia. “Alfonso Rueda quería decir lo mismo que dice el presidente nacional del PP”, sostuvo en una entrevista en La Sexta, a pesar de que Feijóo sí habla de “masacre” y su sucesor al frente de la Xunta gallega, de “genocidio”. Este jueves el líder del PP viajó a Formentera y allí realizó una comparecencia junto a la presidenta balear, Marga Prohens. Pero solo aceptó una pregunta de la prensa que asistió al acto y quien la formuló no se interesó por la situación en Gaza. Tellado remarcó, por su parte, que “lo que sucede en Gaza es una masacre”. “Y lo que pedimos al Gobierno de Israel es que pare, respete los derechos humanos y distinga población civil y terroristas”, apuntó. “Si lo que ocurre en Gaza es genocidio no le corresponde [decirlo] a ningún presidente, sino a la Corte Penal Internacional”, afirmó, desautorizando así a Rueda y Moreno que, según el ‘número dos’ del PP, únicamente vertieron “opiniones”.
En la mencionada entrevista, Tellado también fue cuestionado por el contraste o contradicción que supone que el PP se niegue ahora hablar de genocidio en Gaza cuando sus dirigentes sí utilizaron ese término para referirse a la invasión rusa de Ucrania. “Comparar el conflicto de Rusia en Ucrania con lo que pasa entre Israel y Gaza es un error”, apuntó. “En el caso ruso y de Ucrania estamos hablando de una invasión de un Estado democrático, y en el otro es un conflicto entre un Estado democrático, Israel, y una organización terrorista, Hamás. Compararlas es trazo grueso”, agregó.
El PP de Madrid y Netanyahu
Esa tesis es la misma que la de Ayuso y el PP de Madrid. Este jueves, el secretario general de los populares madrileños, Alfonso Serrano, cargó con dureza contra la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de enviar un buque militar para custodiar a la Flotilla de la Libertad que trata de llevar ayuda humanitaria a Gaza. “Lo de la flotilla me parece un ejercicio de turismo bélico cuando se pueden hacer perfectamente labores solidarias a través de los gobiernos”, sentenció, en declaraciones en Cuatro. “Pretendiendo aislar a Israel quien se queda sola es España. Es suicida que nuevamente Hamás te aplauda”, había dicho 24 horas antes la presidenta madrileña, en alusión a la firme actitud del Gobierno contra el genocidio en Gaza.
Los que condicionan en parte esta actitud de Ayuso, su equipo y la dirección del PP de Feijóo son los fuertes vínculos que unen a los populares madrileños con grupos cercanos a Netanyahu. La presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, han tenido siempre una inclinación política por el actual gobierno israelí en forma de reconocimientos públicos y decisiones políticas favorables a un grupo concreto de empresarios judíos y personas poderosas de Madrid. Se trata de los impulsores y patronos de la Fundación Hispano Judía (FHJ), un organismo con sede en el barrio de Salamanca de la capital que fue fundada en 2016 por el exalcalde y exministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. Esta fundación judía es un organismo privado y no tiene nada que ver con la Comunidad Judía de Madrid, que representa a unos 15.000 ciudadanos judíos que viven en la capital.
En el inicio de la fundación, a Gallardón le acompañó como vicepresidente David Hatchwell, que hoy es el presidente de la FHJ y además de ser un reconocido sionista es el dueño de Excem, un gigante de la consultoría, inmobiliaria, cemento y ciberseguridad, además de la ‘mano derecha’ de Sheldon Adelson en su aventura de montar un macro casino en Madrid –conocido como Eurovegas–, que fue un proyecto que acabó fracasando. Hatchwell, que defiende a Ayuso, con la que ha compartido distintos foros en los que no han disimulado su simpatía mutua, también es cofundador de Acom, una asociación que defiende abiertamente la actuación de Netanyahu en Gaza y que carga con dureza e insultos en las redes sociales contra cualquiera que se atreva a criticar el genocidio y la situación humanitaria de los gazatíes.
Hatchwell ha tenido siempre una buena relación con los gobiernos madrileños del PP, empezando por el apoyo de Gallardón y acabando por Ayuso, que anunció en 2024 una cesión temporal a la FHJ de un edificio público de 2.000 metros cuadrados por 30 años. Allí se levantará el Museo Hispanojudío (en competencia con el Museo Sefardí de Toledo), en una de las vías más cotizadas de la capital, la calle Castelló, y en un edificio de alto valor histórico, cuya fachada y otros elementos están protegidos. Otro de los nombres que vinculan a Ayuso con Hatchwell es el músico Nacho Cano, amigo íntimo de la presidenta y patrono de la Fundación. Hatchwell es el productor de algunos de los espectáculos más costosos del artista, como Malinche, y pasó a formar parte de su consejo de administración en la sociedad Malinche The Musical Spain.
El empresario también mantiene una buena relación con el expresidente del Gobierno José María Aznar, que el pasado día 19 llegó a asegurar que si Israel pierde “lo que está haciendo” en Gaza se pondría “el mundo occidental al borde de la derrota total”. Dos días después Aznar trató de justificarse asegurando que “un gobernante responsable tiene la obligación siempre de analizar el contexto estratégico” y que “nunca debería entender la política exterior como una escapatoria de sus problemas internos o como un espejo donde ensayar poses morales”. El expresidente se preguntó: “¿Cómo no puede uno conmoverse ante el sufrimiento humano?”. Y, a renglón seguido, dijo: “Nadie tiene derecho a manipular los sentimientos de la gente para huir de las propias responsabilidades. La política internacional no es cuestión de emociones ni de sentimientos, sino de realidades”. Es otra de las justificaciones que Aznar, Ayuso y la dirección de Feijóo utilizan para no dar el paso de Rueda y Moreno y llamar genocidio a lo que cada vez más instituciones y organizaciones de ayuda humanitaria llaman genocidio.
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