La derecha española se revuelve ante el nuevo ciclo electoralAitor Riveiroon septiembre 28, 2025 at 7:53 pm

La derecha española se revuelve ante el nuevo ciclo electoral

PP y Vox escenifican un distanciamiento aunque asumen que tendrán que aliarse para echar a Sánchez de la Moncloa; Junts azuza el discurso xenófobo ante el auge de Aliança Catalana; Alvise se abona a la carta del punitivismo de Bukele; y Espinosa de los Monteros espera su oportunidad con una nueva plataforma

Feijóo plantea expulsar a migrantes legales “reincidentes” por delitos “aunque sean leves”

Hace una década, Ciudadanos rompió el histórico dominio que el Partido Popular ejercía sobre casi todo el centroderecha español. Más allá de algunos intentos infructuosos, fue el partido de Albert Rivera quien abrió el cerrojo y sumó hasta 50 diputados con su discurso más escorado y entró en gobiernos autonómicos y municipales. Después, Vox se los llevó por delante. Pero ante el nuevo ciclo electoral que está a punto de abrirse, el giro reaccionario antifeminista y antiinmigración, el crecimiento de la derecha populista a nivel internacional y el desgaste de Pedro Sánchez, se multiplican las iniciativas que buscan su propio hueco a costa, en parte, de los que ya estaban ahí.

El pasado jueves presentó su nuevo proyecto político el que fuera uno de los principales rostros de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. Exportavoz parlamentario, tras las elecciones de 2023 abandonó junto a su esposa, Rocío Monasterio, el partido que ambos ayudaron a poner en pie. Se fueron antes de que les echaran Santiago Abascal y su asesor plenipotenciario, Kiko Méndez Monasterio, y después de que la formación perdiera casi 20 escaños en las urnas.

No son los únicos que han abandonado Vox. El partido de Abascal sufre desde hace meses una sangría de algunos de los que fueron sus principales rostros, aquellos más identificados con una tradición liberal-conservadora. Juan García-Gallardo, por ejemplo, dio el portazo cuando desde Madrid le obligaron a salir del Gobierno de Castilla y León que preside Alfonso Fernández Mañueco y en el que ocupaba la vicepresidencia. Es solo un nombre en la larga lista de purgados.

Pero lejos de hacer mella al partido de Abascal, parece que su base social se ensancha al calor del debate migratorio y de una posición cada vez más racista y xenófoba. Vox justificó en el acogimiento de menores migrantes que viajan solos la salida coordinada de los cinco gobiernos autonómicos que compartían con el PP. Supuso un cambio de tendencia en las encuestas, pero no en el sentido en el que algunos preveían. 

Vox, que veía cómo su apoyo social decaía mientras subía el de sus aliados, ha revertido la tendencia. Un año largo después de la espantada, son los estrategas electorales de Alberto Núñez Feijóo los que intentan tapar la fuga de votos por su derecha. Y ha entrado de lleno en la competición directa con su rival.

¡Es la Inmigración!

España parecía estar resistiendo los embates de la extrema derecha que desde hace muchos años marca el discurso y gobierna o ha gobernado en muchos países de Europa. Pero ese muro se está resquebrajando y la oleada llama a las puertas.

“Existe una ventana de oportunidad para la extrema derecha y la derecha radical populista que centra su discurso en un nacionalismo nativista xenófobo con el inmigrante como rival”, apunta el politólogo Lluís Orriols a elDiario.es. 

En ese saco de “extrema derecha” o “derecha radical populista” caben partidos como Vox, pero también Aliança Catalana o Se acabó la fiesta (SALF), liderada por Alvise Pérez. Tres formaciones que, en mayor o menor medida, han logrado penetrar en nichos electorales que hasta ahora tenían vetados, propios de la socialdemocracia clásica, como los trabajadores manuales, apunta Orriols. 

“Vox es cada vez más eficiente para articular este discurso”, plantea el politólogo, quien sostiene que el partido de Abascal “antes también hablaba de eso, pero mezclado con Catalunya, con un nacionalismo centro-periferia viejo y que ya ocupaban Ciudadanos y el PP”. “Y Aliança Catalana es la derecha radical, populista y xenófoba de manual”, concluye.

De ahí el endurecimiento del discurso antiinmigración de sus principales rivales electorales, PP y Junts, hasta asumir marcos racistas y xenófobos. “La supervivencia de nuestra identidad no está garantizada”, espetó esta misma semana Míriam Nogueras durante su defensa de la delegación de competencias en materia de inmigración a Catalunya, en un discurso que pretendía asignar todos los problemas que tiene esa comunidad a la llegada de personas de otros países.

La ley fue tumbada por una extraña entente entre PP, Vox y Podemos. Los motivos esgrimidos por cada uno fueron diferentes. Los primeros pusieron como parapeto la cuestión territorial, la crítica a la cesión de competencias a Catalunya. Podemos, el carácter racista del discurso de Junts. 

Este mismo domingo, Feijóo prometió ante sus barones autonómicos expulsar a migrantes legales “reincidentes” por delitos “aunque sean leves” si llega a gobernar. Además, apuntó a que “miles” de personas entran en España de forma ilegal sin el ánimo de trabajar y para vivir de “ayudas” como “el ingreso mínimo vital”.

Es un discurso en el que, en opinión de Lluís Orriols, Vox les lleva ventaja, aunque al partido de Abascal tiene todavía cosas que pulir: “Aliança hace muy bien este discurso. Vox es el que está más gripado, pero cada vez es más consciente de cómo debe hacerlo”.

La estrategia de la ultraderecha española parece clara, y este verano ha quedado en evidencia. Mientras se producían los peores incendios forestales nunca registrados, con cientos de miles de hectáreas calcinadas y víctimas mortales, Vox estuvo notoriamente ausente de la bronca política que se organizó alrededor de los trabajos de extinción.

El partido estuvo mucho más pendiente del estallido violento contra personas migrantes de Torre Pacheco y la decisión de Jumilla de vetar eventos religiosos musulmanes en espacios públicos. 

Ambos municipios están en Murcia, uno de los bastiones de Vox y donde el PP ha reunido este fin de semana a su dirección nacional con los presidentes autonómicos precisamente para abordar este asunto, entre otros.

Y es que cada paso que Feijóo da hacia la derecha en materia de inmigración es replicado por un salto de Abascal. Si el líder del PP relaciona delincuencia y personas migrantes, el de Vox plantea expulsiones masivas. Cuando Feijóo asume el concepto de “deportación”, Abascal plantea hundir el ‘Open Arms’. Y si el primer partido de la oposición sostiene que hay migrantes de primera y de segunda, según la “cultura” de procedencia, el segundo sube la apuesta y dice que hay que echar a ocho millones de personas, incluidos los españoles de nacimiento con padres extranjeros, sean cuales sean sus circunstancias.

“Estamos cómodos en el punto intermedio entre Vox y el Gobierno. Nuestra posición es la mayoritaria en Europa”, sostienen fuentes de la dirección del PP consultadas por elDiario.es.

Atenea y “el error Vox”

El último barómetro del CIS mantiene la vivienda como principal problema declarado por los españoles. Pero si hace un año, cuando Vox salió de los gobiernos autonómicos, solo un 2,6% percibía la inmigración como un problema, hoy un 20,7% lo perciben entre los tres principales problemas de España. Es el segundo más señalado.

Un crecimiento exponencial que va en paralelo al auge de Vox, que en los últimos barómetros públicos supera el 17% de estimación de voto. Un dato que va en consonancia con los de los institutos privados de opinión.

En este contexto surge Atenea, un ‘think tank’ de corte liberal y conservador que se separa de la senda que parece haberse marcado Vox. Ese mix de ideas clásicas y la turboderecha racista era, según Lluís Orriols, uno de los motivos de que el partido de Abascal no creciera a los niveles de Europa. 

“Atenea era el error que tenía Vox” desde el punto de vista electoral y estratégico, apunta el politólogo, “porque Atenea es radical, pero liberal y conservador de coordenadas clásicas. Nada tiene que ver con esta ola de extrema derecha. Era el error que tenía Vox”.

Otros expesos pesados de Vox enmarcados en ese mundo de coordenadas más clásicas, aunque radicales, de la extrema derecha, como Javier Ortega Smith, cuentan los días para que, cuando termine la legislatura, le enseñen la puerta de salida de la sede nacional, en la madrileña calle de Bambú. 

Y más desde el jueves. Ortega Smith fue uno de los todavía dirigentes ultras que acudió a la presentación de Atenea, la “asociación cultural” que lidera Espinosa, y quien se refirió a su amigo como “ex secretario general de Vox”. Preguntado si a Abascal le sentaría bien su apoyo a uno de sus enemigos políticos, respondió: “No sé cómo le va a sentar, a mí me sienta fenomenal”.

En la plataforma figura como dirigente y tesorera la hoy vicealcaldesa de Toledo, Inés Cañizares, quien también tiene fecha de caducidad en el partido después de integrarse en este nuevo proyecto.

El recibimiento de Vox a la nueva aventura de Espinosa contrasta con el que le había brindado el PP, al menos hasta el mismo momento de la presentación. El mismo jueves por la mañana, el secretario general, Miguel Tellado, confirmó su asistencia al acto de presentación. Con una amplia sonrisa, dijo que el impulsor del proyecto es “tremendamente cabal”. “Yo ahí me apunto, quiero estar siempre”, sostuvo.

Unas horas después, el ‘número dos’ del PP plantó a Espinosa. Sí acudieron el vicesecretario Juan Bravo y la diputada Cayetana Álvarez de Toledo, amigos del director de Atenea. Pero Tellado excusó su asistencia cuando en Génova se enteraron de que en el evento estaban Víctor de Aldama y Daniel Esteve, el dueño de Desokupa. 


El exdiputado de Vox Iván Espinosa de los Monteros, con el empresario imputado Víctor de Aldama y con el dueño de Desokupa, Daniel Esteve, durante el acto de presentación de Atenea, este jueves en Madrid.

En el PP quitan hierro a la presencia del poliimputado Aldama, implicado en una trama acusada de defraudar decenas de millones de euros a la Hacienda Pública, además de ser uno de los principales señalados en el ‘caso Koldo’ junto a los exdirigentes del PSOE José Luis Ábalos y Santos Cerdán.

“No contábamos con la presencia de Aldama”, reconocen en el PP. “La valoración del proyecto se hará en función de las ideas, propuestas, análisis e informes que vayan emitiendo, no por las personas que asistan a un acto de presentación”, añaden, e ironizan: “No nos consta que Aldama o el de Desokupa vayan a ser los autores de los informes”. “No los hacemos responsables”, sostienen, y concluyen: “Dudar de la fundación de Iván porque haya ido Aldama es como dudar de la ONU porque haya ido Sánchez”.

Atenea no es un partido político, al menos de momento. Su líder dijo esta semana en Telecinco que tampoco es “el embrión de uno”. Sus promotores no están pensando en presentarse a estas próximas elecciones a menos que ocurra algo inesperado. Pero sí están sembrando para el futuro. 

En el PP también creen que es precipitado que Espinosa lance ahora su propio partido y, aunque hay quienes suspiran con una hipotética incorporación a las listas de Feijóo, no está claro ni que él quiera ni que tuviera el efecto que muchos creen, precisamente porque ocupa un espacio político en el que ya está el propio PP.

“Vox se le ha quedado pequeño”, apuntó el lunes el nuevo rostro de la dirección del PP, Alma Ezcurra. Es precisamente la encargada de coordinar la teórica nueva posición del partido sobre inmigración que se escenificó este fin de semana en Murcia.

Espinosa no parece querer lanzarse ahora. Si en los comicios generales previstos para 2027 las encuestas aciertan y PP y Vox se hacen con el Gobierno, se quedarán como ‘think tank’.

Pero si Sánchez logra aguantar de alguna forma, entonces sí se abriría un hueco definitivo para Atenea o su transformación política. Porque no son pocos los que en el PP ya han verbalizado que un segundo fiasco de Feijóo no solo sería el final del político gallego, sino que llevaría al partido a una enorme crisis que podría suponer su implosión. Un terreno fértil para el nacimiento de nuevos proyectos

Alvise y la ‘antipolítica’

En la derecha ha surgido un tercer eje, el de la ‘antipolítica’, personificado por Luis ‘Alvise’ Pérez, el líder de Se acabó la fiesta.

SALF fue una de las sorpresas de las elecciones europeas de 2024, con 800.000 votos, un 4,58% del total, por encima de Podemos (3,30%) y muy cerca de Sumar (4,67%). Entonces, Alvise y Espinosa de los Monteros se dejaron ver juntos, y hubo quien barruntó un posible entendimiento. El jueves, en la presentación de Atenea, estuvo el activista Vito Quiles, estrechamente relacionado con Se acabó la fiesta.

Lluís Orriols explica que el éxito de Alvise fue una expresión política fruto del “fracaso de Vox” en su discurso xenófobo. “A medida que Vox lo consiga articular, la ventana de oportunidad para nuevos actores se irá cerrando”, apunta.

Efectivamente, las europeas de 2024 coinciden con el cambio de estrategia de Vox. Y las encuestas han rebajado mucho las expectativas electorales de Alvise a medida que los de Abascal se han reforzado.

Alvise, quien fuera asesor de Toni Cantó en Ciudadanos, busca ahora nuevas líneas argumentales y se ha sumado a esa ‘antipolítica’ que le podría permitir entrar al Congreso, aunque sea de forma minoritaria. 

El líder de Se acabó la fiesta ha visitado El Salvador para copiar el modelo punitivista de Nayib Bukele, quien ha instalado a su país en un continuo Estado de excepción y ha logrado los votos para cambiar la ley y poder perpetuarse en el poder. 

Alvise intenta así subirse a la ola del descontento social por una inseguridad ciudadana que los datos oficiales niegan. Mientras Vox la usa como una línea subordinada a su principal discurso, el que señala a las personas migrantes, el de Salf ha optado por hablar de delincuencia sin más.

En su canal de Telegram, con cientos de miles de suscriptores, ha dado buena cuenta del periplo. Y también ha comenzado a explorar una nueva senda: la crítica a la Monarquía como expresión máxima del “sistema”. En una de sus últimas publicaciones ha criticado que Felipe VI se haya fotografiado en la ONU con el nuevo presidente de Siria, Ahmed al-Sharaa. Quien fuera líder de la organización terrorista Frente Al-Nusra, relacionada con Al Qaeda, es ahora un estadista para Occidente, después de su papel clave en la caída del régimen de Bachar al Asad.

Esa vis antipolítica parece ser ahora la única vía de escape de Pérez, asediado por la supuesta financiación ilegal de su partido, desvelada por elDiario.es y que ahora investiga el Tribunal Supremo. El líder de SALF afronta otros procesos judiciales por publicar fotografías de las hijas de Pedro Sánchez.

Alvise cada vez preocupa menos a PP y Vox, Ambos están más atentos a su propia pugna, pese a ser plenamente conscientes de que, sí o sí, tendrán que pactar para gobernar. ¿En coalición? Dependerá del resultado electoral.

La experiencia dice que el partido pequeño en un gobierno compartido tiende a sufrir más desgaste. Y el partido de Abascal ha aprendido de sus aliados europeos, desde Marine Le Pen a Viktor Orban, que la paciencia tiene recompensa siempre y cuando los demás sean incapaces de salir del marco que mejor te viene.

Una relación internacional que bien pudo estar detrás de unas crípticas palabras de Espinosa el pasado jueves cuando habló del “engaño” que algunos han sentido “al comprobar cómo ciertas entidades que nacían con un noble propósito se convertían en instrumentos de intereses económicos o financieros poco confesables, incluso a veces de intereses extranjeros”. Dicho quedó.

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